Para la creación del símbolo se eligió el triángulo que simboliza la montaña y el Pirineo, pieza clave en esta comunidad autónoma. Además rememora las torres de las iglesias, reflejo de la sociedad rural aragonesa y de su patrimonio. Como máximo exponente, las torres de la Basílica del Pilar. En conjunto, el símbolo forma la figura de una corona como representación del Reino de Aragón. Otra lectura recuerda los diseños de la cerámica mudéjar presentes principalmente en el Bajo Aragón. A través del código de colores también transmitimos información adicional: la secuencia de amarillo y rojo de los triángulos superiores simboliza la bandera aragonesa, mientras que los inferiores representan las tres provincias: el azul, el esquí y la alta montaña del Pirineo oscense; el marrón, la tierra, el ladrillo y la piedra de los monumentos histórico-artísticos como pieza clave de Zaragoza y el verde, la riqueza del turismo rural y medioambiental de Teruel. En cuanto al logotipo, se trata de un diseño exclusivo ya que no pertenece a ninguna familia tipográfica comercial. Su primer rasgo distintivo es el estilo caligráfico de las letras, que recuerdan las realizadas a mano, lo que le confiere sensación de cercanía y cierto componente artístico. Entre sus atributos, destacan las reminiscencias celtas y celtibéricas, concretadas en el símbolo del trisquel que se puede adivinar en su geometría. Se hace un guiño a los orígenes y la historia de Aragón repleta de “esvásticas aragonesas”, símbolo que tiene su origen en dicho trisquel. En otro extremo, también podemos ver de nuevo el sello mudéjar en forma de letras del alfabeto arábigo, como recuerdo de la influencia de la cultura árabe en esta región. Realizado en julio de 2012.